Hoy en una de las clases de Educación Física ha ocurrido algo que me ha llamado la atención muy positivamente y me ha parecido lo suficientemente significativo como para dedicarme a escribir esta nueva entrada en el blog.
Nos encontrábamos realizando una de las pruebas de condición física, concretamente la prueba de flexibilidad. Algunos estiraban, otros practicaban la prueba, otros estaban practicando la actividad anterior para mejorarla... otros pasaban por la tabla de flexibilidad para conocer la marca que hacían. Después de pasar varios alumnos, ha llegado una chica y se ha puesto a realizar el ejercicio. Después de varios intentos ha conseguido batir el récord del colegio, que llevaba dos años sin ser batido.
Inmediatamente después, ha llegado otra alumna y haciendo el mismo ejercicio ha hecho un centímetro menos que su compañera que había batido el récord. Se acerca la primera chica que lo había hecho y le dice: "venga, házlo otra vez que seguro que puedes más". Al intentarlo otra vez , ha igualado el récord que había hecho su compañera.
Inmediatamente después, ha llegado otra alumna y haciendo el mismo ejercicio ha hecho un centímetro menos que su compañera que había batido el récord. Se acerca la primera chica que lo había hecho y le dice: "venga, házlo otra vez que seguro que puedes más". Al intentarlo otra vez , ha igualado el récord que había hecho su compañera.
Este hecho me ha dado qué pensar. En otras clases, la misma situación hubiera sido muy distinta. La persona que hubiera conseguido un récord, estaría con los dedos para que ningún otra persona de la clase le superara y así poder estar en la hoja de los récords del colegio. Por una parte esta actitud es entendible, están compitiendo casi todo el día: por las notas, en el patio, en su pandilla de amigos para lograr una jerarquia social o reconocimiento, en la televisión ven competitividad constantemente... pero debemos tener en cuenta que ayudando a los demás a conseguir sus objetivos, seremos personas más felices. Si somos más felices, tendremos mejor disposción a la hora de realizar las tareas diarias y seremos más eficientes a la hora de resolver problemas.
Sin lugar a dudas, hoy mis alumnas me han dando un ejemplo de comparñerismo, dejando de lado cualquier afán de protagonismo individual y buscando el bien grupal para conseguir el objetivo, cumpliendo con el ejemplo de la frase que podemos leer en el gimansio:
Sin lugar a dudas, hoy mis alumnas me han dando un ejemplo de comparñerismo, dejando de lado cualquier afán de protagonismo individual y buscando el bien grupal para conseguir el objetivo, cumpliendo con el ejemplo de la frase que podemos leer en el gimansio: