REALIDAD O FICCIÓN
Escribo estas
líneas con el propósito de acercar realidad del aula en Educación Física, mi realidad, a
aquéllos que no hacen más que teorizar sobre esta disciplina de la que mucha
gente opina y parece saber mucho al respecto, haciendo una interpretación
social de ésta. Cuando hablas con alguien sobre la Educación Física es muy
probable que te hable cuando la realizaba en el colegio o te comente que va a
correr por el parque y te diga las sensaciones que tuvo en el colegio o las
dificultades del recorrido que hace por el parque, pero si le planteamos que
hable de matemáticas, física o lengua, seguro que la probabilidad de iniciar
una conversación en este sentido sea mucho más limitada.
Todas las teorías, tendencias,
historia que hemos aprendido en nuestro proceso de aprendizaje en la
universidad con respecto a la didáctica deben influir en nuestro proceso para descubrir
nuestra propia pedagogía. No podemos limitarnos a seguir a raja tabla las
distintas teorías pedagógicas y aplicarlas en nuestra aula, ¿por qué?, muy
sencillo. Debemos encontrar o mejor dicho, crear, una pedagogía afín a lo que
culturalmente somos, y teniendo en cuenta el contexto en el cual se vaya a
desarrollar, eso no quiere decir que en función del contexto debamos cambiar de
pedagogía (igual sí), pero a lo que me refiero es que siempre debemos
mantenernos firmes en nuestras creencias, pensamientos y sentimientos, esto nos
aportará riqueza y seguridad en nuestras clases. La pedagogía está en permanente evolución.
En la universidad aprendemos a
evaluar, a realizar programaciones, a realizar temporalizaciones para organizar
el curso, entre otras muchas cosas. Es conveniente conocer los diferentes
recursos y a partir de ahí, elegir cuál es más adecuado para lo que
pretendemos, pero es prácticamente imposible llevar al pie de la letra la
programación completa, seguir la temporalización, etc., porque todo ello debe
ser flexible, en la medida de lo posible.
En alguna de las clases de
formación nos planteaban que para evaluar correctamente debíamos realizar una
ficha de cada alumno o alumna con aquéllos aspectos que queríamos calificar
para su posterior evaluación. Pues bien, si esto es llevado a la práctica se
hace incompatible dar clase de Educación Física con las fichas que nos
proponían que realizáramos para evaluar al alumnado, porque impartes clase o
bien te dedicas únicamente a evaluar. La evaluación que proponemos es una
evaluación por observación, es decir, conocer al alumnado, interactuar con él y
sumergirte en la clase de tal forma que conozcas a todos y cada uno de ellos,
esto ayudará a saber cómo es su competencia motriz, su grado de implicación en
la materia o actividad que se está realizando. De tal forma, que sea el alumnado
consciente de la implicación y competencia que tienen para que de este modo, y
en función de unos criterios pre-establecidos, sea el alumnado quien se evalúe
de forma autónoma y sincera, ofreciéndole libertad en este sentido, y siempre
bajo la observación del profesor o profesora para que atienda a los criterios
previamente establecidos.
Quizá todo esto que se plantea
requiera un esfuerzo y una implicación añadida a nuestra labor docente, pero el
compromiso que debemos tener con nuestra materia o labor es intrínseco en cada docente
y depende de uno mismo adquirirlo o no.
Esto es tan solo una propuesta-reflexión
y seguro que podemos encontrar tantas formas de hacerlo como docentes existen
(aunque lamentablemente todos sabemos que no es así).