Esta experiencia se puede trasladar al deporte, desde el punto de vista de cómo podríamos fomentar los valores en él.
En febrero de 2015, decidí presentarme, junto a un tres personas más, a un concurso llamado "Europe in Harmony" de la Unión Europea. En un principio nuestra pretensión de conseguir un premio en este concurso era prácticamente nula, y sólo nos centramos en tener esta experiencia. El concurso consistía en realizar un video con una base musical original de la Oda de la alegría, que representara los valores de la Unión Europea. El proceso de selección primero fue por votos, entraban los diez videos con más votos de toda Europa, conseguimos hacernos un puesto entre ellos.
Pero para llegar a la gran final, hacía falta estar entre los tres primeros, y fue un jurado quien determinaba los tres mejores videos. La espera fue larga, pero finalmente nuestro video estaba entre los tres primeros. Ahora es cuando empezamos a pensar seriamente en el premio. La competencia era alta, ya que los otros videos eran muy potentes.
El premio ya lo teníamos, que era un viaje a Bruselas para ir a la entrega de premios (gastos pagados), además de un premio económico. Tras el fallo final del jurado, ya en Bruselas, nuestro video quedó en segunda posición, algo que al principio del proyecto no nos hubiéramos imaginado.
La conclusión de este proyecto es que como en el deporte, siempre hay que intentarlo independientemente de que el objetivo lo veamos muy lejos . Con trabajo y perseverancia, podemos conseguirlo.
Este es el video:
Gracias a los compañeros con los que me presenté: Inés Poggio, Eduardo de la Chica y Javier Rubio.